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jueves, 9 de febrero de 2012

Nacen los primeros hilos del CNT en Cuba, para un cambio al estilo Libia

James Doran, segundo jefe de la estación CIA en Cuba, Larry Corwin, directivo de la USAID y Dagoberto Valdés, entrando a una reunión de "trabajo".

Dagoberto Valdés en la vivienda de Yoani Sánchez, en el seminario sobre la lucha no violenta, junto a varias Damas de Blanco.

Mahatma Gandi estaría revolviéndose en su sagrado reposo de haber podido escuchar al pinareño Dagoberto Valdés, de probados e indignantes nexos con la CIA, en el llamado un seminario para la lucha no violenta, que ahora tiene lugar en la vivienda de Yohani Sánchez Cordero, bloguera aspirante a presidenta de esta República.

Analizando la cuestión a fondo, los temas y similitudes, esta reunión no es más que el inicio en la Isla del Consejo Nacional de Transición (CNT), al estilo Libia. No olvidar los propósitos de Estados Unidos con Cuba y todo su presupuesto, disponible para este tipo de acciones subversivas.

Porque ese pinareño, Dagoberto, tras su máscara, que cada vez se le cae más rápido a pedazos, de “intelectual católico”, es el mismo que ha mantenido vínculos de clara intención política, bien distantes de todo cariz religioso, con diplomáticos de Polonia y la República Checa, los mismos países que presentaron un infame proyecto contra Cuba en Ginebra,  elaborado por el Departamento de Estado.

Este señor, ingeniero agrónomo de formación, quien ahora asume poses doctorales, cubriendo de oprobio la prístina figura de Ghandi al manipular sus tesis volviéndolas paradójicamente como punta de lanza contra la justicia y la paz, es el mismo que contactara al agente Robin, de la Seguridad del Estado –entonces Frank Carlos- a pedido de dos agentes norteamericanos para concertar un “discreto encuentro” con funcionarios de la Sección de Intereses.

Según los propios hombres-CIA refirieron a Robin, era de interés estrechar vínculos con Dagoberto porque, lo mismo la revista Vitral que entonces dirigía Valdés –ya desaparecida- y el Centro Cívico Religioso de Pinar del Río, también a su cargo, eran “de mucho interés para los norteamericanos”.

No podía ser de otra manera, porque el único objetivo, y no tan soterrado, era derrocar a la Revolución cubana socavándole los cimientos que tiene en la intelectualidad. Pero es esa misma real y comprometida intelectualidad,  a la que ningún esfuerzo le cuesta comprender que tras la palabrería de tácticas y estrategias explicadas por Dagoberto, solo se oculta un inmenso oportunismo, y el más aterrador desamor por esta tierra, de la que quiere hacer su pedestal.

Yohandry Fontana

La Habana

Ver:

¿Agentes para el cambio?

Dossier Yoani Sánchez

Nota de Granma:

Alta prioridad conceden los servicios de inteligencia de EE.UU. a la fabricación de «líderes sociales». Buscan en grupos de interés como jóvenes, artistas e intelectuales, individuos «capaces» para esa «transición» que anhelan en Cuba.