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lunes, 20 de enero de 2014

Ley Migratoria cubana: Y el mundo siguió girando

511-viajes.embedded.prod_affiliate.84Por István Ojeda Bello

Hace un año, salvo de la pelota, en Cuba casi no se habló de otra cosa durante un buen rato que de la entrada en vigor de la nueva Ley Migratoria, la cual cambió las reglas del juego para los ciudadanos cubanos con intensiones, y recursos, de viajar o emigrar fuera de su nación de origen.

Por aquellos días las predicciones eran contradictorias: unos aseguraban que “a los deportistas y ciertos artistas no los van a dejar salir y tampoco a quienes puedan resultar incómodos, como disidentes, que no saldrán aunque tengan 17 visas”, otros eran más cautos sosteniendo que “básicamente no va a pasar nada extraordinario”.

Unos viajaron otros… no

Ciertamente entre los más de 180 mil cubanos que de enero del 2013 a la fecha viajaron con total normalidad al exterior estuvieron los integrantes de los grupos contrarrevolucionarios quienes se pasearon por varios países, demostrando que tras la flexibilización de las regulaciones migratorias para los cubanos está siendo ahora la capacidad económica para sufragarse un viaje al exterior la razón primigenia para considerar la posibilidad de atravesar cualquiera de los aeropuertos internacionales de la Isla.

Si porque justamente fueron los mencionados personajes quienes con “asombrosa” rapidez, encontraron patrocinadores y/o “mecenas” dispuestos a costearles extensos tours por Europa y Estados Unidos. Tal fue así que en agosto pasado el periódico español El Mundo comentaba que la naturalidad de las salidas al exterior de los asalariados domésticos de Washington hizo que sus periplos dejaran de interesales a la mayoría de los medios de comunicación.

La Ley Migratoria también puso el balón en terreno de los países receptores, sobre todo España, México y Estados Unidos quienes ya no pudieron presentarse más como los inocentes defensores de los derechos de los cubanos a viajar pues, teniendo la posibilidad de abrirles sus puertas, hicieron lo contrario.

Algunas estimaciones no oficiales ubican en ocho mil los ciudadanos de este Archipiélago a quienes el Gobierno les mantuvo, con la nueva Ley, algún tipo de requerimiento para salir del país por considerarse vital su actividad. Cifra calificada por esa misma fuente como “simbólicas en una población de 11 millones de habitantes”.

Sin embargo la Administración Obama hizo todo lo posible, hasta enviar a sus funcionarios a dar declaraciones al periódico Granma, para dejar bien claras sus intensiones de no tocar las actuales reglas de concesión de visas a los cubanos.

Los anacronismos de La Casa Blanca volvieron a quedar al desnudo en la visita a La Habana de la pareja Beyonce-Jay Z. La estancia aquí de la pareja de estrellas demostró que ahora mismo son los ciudadanos estadounidenses a quienes se les está vulnerando sus derechos de libre movimiento por el planeta. Mientras el resto del mundo, incluyendo Cuba, acepta sus pasaportes como único requerimiento para recibirlos. Nada que para venir a la Mayor de las Antillas tienen que pedir una licencia… no a La Habana, sino a su Departamento de Estado.

“La polémica sobre el viaje a Cuba de Beyoncé y su esposo Jay-Z (impulsada por las quejas de Ros-Lehtinen y Díaz-Balart), movió los reflectores hacia otro ángulo del asunto. Mientras los cubanos pueden salir de su país sin las trabas del pasado y pueden entrar hasta sin papeles a Estados Unidos, ¿por qué los estadunidenses no pueden viajar libremente a Cuba?”, comentó en mayo el corresponsal en La Habana del diario mexicano La Jornada.

El ridículo del lobby de origen cubano en el Congreso estadounidenses se completó cuando su “mejor” idea fue volverse a su arma predilecta para crear una crisis migratoria binacional: La Ley de Ajuste Cubano. Hasta enero de 2013 podían justificar su existencia aduciendo que Cuba mantenía “encerrada” a su población. Sin embargo respondieron al cambio en el tablero huyendo hacia adelante mientras la nueva realidad indica que un cubano puede ir a Estados Unidos, quedarse ahí durante un año y obtener la residencia. Luego, puede volver a su país, antes de cumplir 24 meses de ausencia, visitar a su familia y regresar a EE.UU.

La opción que escogieron fue promover la modificación de la Ley de Ajuste para convertirla en una especia de acta de exilio obligatorio que forzaría a quienes aspiren a la residencia en la Unión Americana a no regresar a su país de origen.

Ya México y el Estado Español habían puesto sus barbas en remojo. El primero, transformando su legislación al respecto agregándole requerimientos para la concesión de visas como la posesión por el solicitante de un flujo regular equivalente a dólares en una cuenta bancaria que para un cubano promedio es algo impensable.

Madrid por su parte, aunque no pudo evitar excluir a los nacidos en este Archipiélago del Caribe que se hicieron súbditos de su reino, amparados en la Ley de la Memoria Histórica (mediáticamente conocida como “de los Nietos”); sí introdujo más requisitos para que los cubanos demuestren solvencia y un sólido motivo para regresar a su país.

Otras estadísticas indican que apenas el 15 por ciento de los “cubañoles” han optado por residir en la Península pues les es más rentable vivir de este lado del Atlántico con las pensiones que le otorgan los diferentes gobiernos autonómicos españoles.

Probablemente en la Moncloa hayan pensado que ya tenían bastante con los problemas que le crearon en su territorio los “exiliados” que recibieron tras los acuerdos que, mediados por la Iglesia Católica, sacaron de las cárceles a varias decenas de presos contrarrevolucionarios. Estos ciudadanos se consideraron traicionados cuando el gobierno de Mariano Rajoy les retiró las ayudas económicas porque parecen no saber hacer otra cosa que trabajar para derrocar al Gobierno Revolucionario Cubano.

En 2012 una amiga me “pronosticó” un viaje al exterior en los próximos cinco años. Su profecía fue antes del anuncio de una Ley que ya cumplió un año de vigencia, tampoco se ha vencido el plazo predicho en aquella madrugada de juegos, películas, “fantasmas”, “policías” y “asesinos”; aunque por el estado de mis finanzas y las precondiciones de los potenciales destinos tengo mis serias dudas. Mientras tanto la Ley Migratoria está vigente y el mundo sigue girando.