Publicación original en Cubano1er.Plano
Política, espionaje, diplomacia y sexo, tales son los ingredientes de un suceso que tiene con centro a Julian Assange el más afamado de todos los hackers, notorio por haber divulgado una miríada de documentos secretos norteamericanos y que sin embargo es reclamado por la justicia sueca por delitos tan exóticos como hacerle el amor a una mujer dormida y engañar a otra haciéndole creer que usaba condón cuando en realidad practicaba “barebacking” (montar en pelo en clave gay).
En menos de 24 horas el operador de Wikileaks, sin filiación ni simpatías políticas conocidas, se convirtió en eje de un conflicto internacional que involucra a Estados Unidos, Gran Bretaña, Ecuador, Australia y Suecia y a toda América Latina con apelaciones a la OEA, UNASUR, ALBA e incluso al Consejo de Seguridad de la ONU. No recuerdo a ninguna otra personalidad o asunto que haya desencadenado un fenómeno semejante.
Los detonantes del desmesurado incidente que se gesta desde el 19 de junio pasado cuando Assange solicito asilo en la embajada de Ecuador en Londres fueron la bravuconada británica que amenazó con irrumpir en la sede diplomática sudamericana para detener a Assange a quien inmediatamente el país austral concedió “asilo diplomático”
Para algunos, el protagonista de esta espectacular historia es un hacker con suerte, tanta que al publicar una cantidad casi increíble de documentos secretos del Departamento de Estado, el Pentágono y otras agencias estadounidenses, sin proponérselo se ha insertado en los esquemas de la izquierda antiimperialista iberoamericana, dando lugar a conflicto de pronóstico reservado.
Nacido en Australia en 1971 Julian Assange recuerda a algunos jóvenes brillantes, autodidactos que encuentran en la computación un modo de retar lo establecido y de probar que, solos y con medios limitados, a base exclusivamente de sus habilidades, pueden penetrar y desarticular complejos sistemas de protección y seguridad informática. Muchos no realizan tales acciones para lucrar ni por motivaciones ideológicas. Más que denunciar al imperio les gusta probar su vulnerabilidad.
Estudiante de física y matemática, también de filosofía y neurociencias en seis universidades australianas sin graduarse en ninguna en 1991, con 20 años Assange debutó como hacker formando parte de un grupo conocido como “Subversivos internacionales” con los cuales accedió a los sistemas de computo de universidades y otras entidades australianas. Detectado por la policía se declaró culpable de más de 20 delitos informáticos” por los cuales fue detenido, multado, condenado y liberado por buena conducta es su Australia natal.
Sumamente afortunado, Assange no tuvo que penetrar las computadoras norteamericanos debido a que en su camino se cruzó el soldado Bradley E. Manning que según se afirma, por su propia iniciativa y actuando en solitario, a riesgo de pasar el resto de su vida en la cárcel o pagar con ella, envió al sitio de Wikileaks en INTERNET, videos, cables y otros documentos sumamente comprometedores para el gobierno de los Estados Unidos. (Demasiado fácil para ser creíble).
Héroe o villano, el affaire Assange no termina aquí pero el espacio sí. Luego cuento más. Allá nos vemos.