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lunes, 17 de septiembre de 2012

EL MISTERIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD: CORRUPCION, BUROCRATISMO, CONTRARREVOLUCION[1]

!cid_image001_jpg@01CD5887 Dr. C.  Esteban  Miguel  Morales  Domínguez.

Cuba

Escenario de Enfrentamiento

Ningún proceso revolucionario verdadero y el  cubano  lo es,   puede ser liquidado desde  afuera, hay que metérsele a fondo para lograrlo. Las fuerzas  llamadas a  consumar esa tarea deben  entonces brotar  desde  adentro .A la URSS, en lo fundamental,  no la venció el imperialismo, más bien hizo  implosión.

En el período 1986-1994,  la política norteamericana, cambia de foco e  insiste con particular  agudeza   en que se generen ciertas condiciones negativas   al interior de Cuba. George Bush  no lo hacía de manera inteligente,  cuando imponía restricciones que provocaban el rechazo no solo del gobierno cubano,  sino también de la mayoría de su población y ayudaba a unir más al pueblo de Cuba con su gobierno.

Bush cometió varios errores en su política hacia la Isla,  no sólo por  su discurso demasiado agresivo y estridente, sino especialmente porque puso en práctica medidas que afectaban directa y visiblemente al ciudadano cubano, enajenándose así,  a potenciales aliados dentro de  la sociedad civil de la Isla y  liquidando la posibilidad de crear una plataforma común de intereses de las familias cubanas de ambos lados del Estrecho de La Florida.

Obama trata de  invertir   la ecuación,  utilizando  el bloqueo como un puñal de doble filo, dividiéndolo  en dos partes y moviendo cada una de ellas  simultáneamente, en  sentidos completamente opuestos; una parte en dirección a su eliminación  y otra, a su agudización. La tesis de que Obama había “partido en dos” el bloqueo,  esgrimida por  mí,  desde principios del  año 2009,   se confirma cada vez más y puede decirse, por lo tanto, que cada parte del bloqueo se mueve actualmente en sentidos opuestos. Es decir, que continúa, como sus predecesores, utilizando el bloqueo  como instrumento de presión,  pero diferencia a sus receptores y  esgrime  sus  herramientas, según a quienes vayan dirigidas las acciones

La  parte del bloqueo, que afecta  directamente al ciudadano común y la que éstos perciben más fácil y rápidamente ,  Obama la ha suavizado,  levantando las restricciones a las remesas y los viajes,  aumentando  los vuelos entre ambos países, ampliando los puertos de salida y entrada,  incrementando el contenido y el valor de los paquetes que pueden ser enviados a Cuba desde Estados Unidos, rompiendo con la restricción en la denominación de “familia” que había impuesto Bush,  aumentando el gasto autorizado a  los  cubanos  americanos que viajan a Cuba y además,  facilitándole a los cubanos residentes en la Isla, el  pago de los servicios de Internet y telefonía celular por  los  familiares  residentes en Estados Unidos.

La otra parte del bloqueo, que es menos visible al ciudadano común, porque su afectación es indirecta, a través de múltiples mediaciones  y con la que tiene que cargar  el gobierno cubano,   sus medidas  se mantienen y recrudecen; continúan las presiones  sobre las empresas que comercian con Cuba, las multas a los bancos, la persecución  a los que viajan sin licencias a Cuba, las condiciones de compras al contado con  pago en efectivo y antes de que las mercancías lleguen a Cuba,  prohibición de créditos, las restricciones de viaje a los ciudadanos norteamericanos,  así como también la llamada lista negra, en la que se incluye a los barcos que han tocado puertos cubanos, a no tocar puertos norteamericanos  pasados  180 días,  más otras medidas que harían excesivo este listado. Mientras, Obama  continúa manteniendo  los condicionamientos políticos para una mejora de las relaciones entre ambos países.

Sin embargo, Obama también mantiene las conversaciones en la Base naval de Guantánamo,  negocia con Cuba la posible colaboración médica en Haití, conversa sobre migración, negocia el correo,   y “juega al zorro”, dejando sobre la mesa otros posibles temas de conversación. Como dijo en la campaña, está  conversando  con Cuba, aunque hasta ahora,  sólo sobre asuntos puntuales, mientras hace silencio frente a  múltiples proposiciones cubanas, que pudieran ser sometidos a negociación.

Esas diferencias  entre el trato dispensado al ciudadano común  y el trato al gobierno, no busca sino, entre otras cosas,  enfrentarlos a ambos .Es decir, tratar de que cuando el gobierno, más conciente y vigilante de algunos peligros, se oponga  a alguna de las medidas, se genere descontento en la población. Esta nueva táctica no es fácil de contrarrestar,  porque Obama utiliza  “el garrote y la zanahoria”   de manera inteligente,  como nadie lo había  hecho  hasta ahora.

Obama esta jugando con la realidad de que  la conciencia revolucionaria, o simplemente patriótico-ciudadana,  no es  la misma para todos los cubanos. Unos, los más conscientes,  saben que  el bloqueo  va en contra de nuestra soberanía,  nuestra dignidad, identidad e independencia;   pero también  existen  otros,  a los que eso no les importa  mucho  o casi  nada.  Por tanto,   las medidas mercantilistas,  no debemos  simplemente  descalificarlas como inútiles en  la partición en dos del bloqueo que está haciendo Obama,  porque ésta  tiene   un potencial  impacto  moral  negativo  en parte de nuestra población , entre la que  cuenta con adeptos, especialmente entre aquellos  que  no hacen la menor valoración política y que a veces,  aun siendo revolucionarios,  simplemente, son  ingenuos  respecto a  lo que esas medidas significan para el país.

Nuestro pueblo, incluso, nuestra masa revolucionaria,  es hoy  mas heterogénea que nunca  y  Obama sabe que la verdadera contrarrevolución hay  que construirla a partir  de   un pueblo  ansioso, cansado, inconforme, cercado  por  necesidades a   las  que no haya solución inmediata. Por eso su mano flexible

El escenario en que Cuba debe enfrentar ahora la política norteamericana esta   cambiando, sin que podamos precisar con exactitud a que velocidad lo está haciendo, aunque sabemos,  que Obama es persistente y  trata de  mantener las simpatías con que se recibió por gran parte del pueblo cubano, su elección, mediante la adopción de medidas  que embellecen su imagen y argumentando, cínicamente,  que es  el gobierno cubano el  que  no  quiere  el acercamiento con  Estados Unidos.

La Secretaria de Estado Hilary Clinton,  por su parte,  ha  llegado  a decir,  recientemente, que los “hermanos Castro”  no quieren que Estados Unidos levante el bloqueo, porque pierden  su plataforma política de control interno.

Entonces,  la política de Obama, podemos decir, que  ahora se despliega en  cuatro   frentes   fundamentales:

- Se apoya fuertemente, como instrumento fundamental,  en tratar de subvertir la situación interna. Basándose   en una toma objetiva de las dificultades reales que Cuba tiene hoy.

- Sigue instando a sus aliados al acompañamiento de  la política norteamericana en las presiones internacionales  sobre Cuba.

- Continúa manteniendo a Cuba en todas las listas: terrorismo, derechos humanos, país no democrático,  narcotráfico, maltrato y prostitucion infantil, etc.

- Trata de promover interlocutores viables, que le permitan liderar desde las sombras  un potencial  dialogo con Cuba.

Asunto este último al que pienso es necesario  prestar una atención especial en los últimos tiempos.

Cuba tiene hoy incomparablemente muchos más amigos a nivel internacional, que hace  veinte años atrás. Además,  cuenta ahora con una situación  favorable  en su entorno internacional,  político,  económico e ideológico  inmediato, como no la había  tenido en los últimos cincuenta años. Pero como sabemos, las  fuerzas de cualquier país para enfrentar los retos, no surgen  a partir de tener muchos defensores  en el exterior,  sino a  partir  de sus fortalezas  internas. El entorno internacional puede contribuir mucho  a potenciar las capacidades del país pero,  en última instancia,  aun  esas mismas  capacidades, vistas de conjunto,  dependen de la dinámica de la  situación interna.

Los  enemigos siempre han  estado  atentos   a la búsqueda o aprovechamiento de un contexto, en el que   Cuba  esté  ofreciendo  oportunidades para desestabilizarla internamente. Es que nuestros  adversarios, ahora  más inteligentes,  no operan con simples mentiras, ni tampoco con tontas  sobredimensiones de nuestra realidades negativas,  sino con nuestras dificultades internas  reales y con los espacios que a veces  los revolucionarios    cubanos   dejamos en blanco, en  temas de nuestra realidad,  a los cuales  no siempre   les prestamos la atención que merecen.

Pero, precisamente ahora también,    la  dinámica  interna del país,  especialmente  económica y financiera,  no nos ayuda, para potenciar esa situación favorable que se  nos presenta en el orden externo,  y  a terminar de dar el salto hacia la sostenibilidad, que ya no es sólo económica ni militar, sino también política. Nuestra situación  no parece ser  nada  cómoda, mas bien, es bastante difícil, sobre todo la  financiera.

La  situación política que Cuba atraviesa hoy, tiene su origen en problemas internos  y   no se debe  ni a  la disidencia contrarrevolucionaria,   ni a los ataque mediáticos externos, cuyos  impactos  negativos  no  son  suficientes para desestabilizarnos. Sino a nuestras propias dificultades y deficiencias, ligadas fundamentalmente,  al deterioro de la economía, al descontrol, a las  ilegalidades, al mercado negro  y  a la corrupción, sin que aun  hayamos logrado concretar  las soluciones en gran escala que necesitamos para revertir la situación.  

Todo ello, ha tornado la dinámica social   actual como más difícil que la vivida  durante el llamado  periodo especial, en que la crisis, aunque profunda, estaba circunscrita al marco económico. Ahora sin embargo, se observa un deterioro de la situación social y política como nunca antes se había visto. Evidencia de esto es que, en mi opinión,  el último Primero de Mayo ha  sido el peor de toda la historia revolucionaria, ya que la  asistencia al desfile fue muy inferior a la acostumbrada, muchas personas retornaban de la Plaza de la Revolución,  antes de que comenzara el desfile y se observaron grandes claros en la marcha, así como bloques  poco compactos y algo inédito, como  carteles que manifestaban consignas, que aunque no eran contrarrevolucionarias, no habían sido orientadas por nuestra CTC.

Pienso que la clave de todos nuestros problemas  está en que nuestra economía  manifiesta una  incongruencia  muy   seria,  entre la actividad laboral,  el nivel de los salarios que se reciben y los precios de los productos, a veces  inaccesibles, lo que provoca un  insuficiente nivel de satisfacción de las necesidades   apremiantes de la vida cotidiana, para una gran masa de la población y que se refleja  en todo el resto de las relaciones sociales y   la   convivencia  diaria.

Sería ingenuo   siquiera  imaginar que esas   realidades  negativas   las  observamos sólo los cubanos de adentro. Nuestros enemigos de adentro y de afuera  también las  observan y más que observarlas,  las  registran  continuamente, tratando siempre de tergiversarlas y  magnificarlas.

Sólo que  ahora esa observación  la  hacen  de  modo   más inteligente, con elementos de modernización y  tecnología,  gran sentido de   urgencia  oportunista y una administración norteamericana que  incrementa su apoyo descarado  a la llamada disidencia,  la  abastece  financieramente   y tratan  de crearles un ambiente político  interno favorable a  sus intenciones.

Cuba  ha mostrado,  más de una vez,  su capacidad para  elevarse sobre cualquier situación, por difícil que ésta   haya sido  y para  desacreditar cualquier campaña que se haga contra ella. Pero la razón no basta, tampoco la buena voluntad,  ni los discursos,   hay que  hacerse acompañar de la fuerza  y esa fuerza  sólo  está en que el pueblo sienta,  como sólida realidad de todos los días,  que mientras  combate contra la ideología enemiga y   contra nuestras propias insuficiencias,  los problemas que le aquejan, en su vida cotidiana, también se van resolviendo. De lo contrario, ese  pueblo  no estaría   en las mejores condiciones para ningún tipo de enfrentamiento político.

Es necesario tomar en consideración, que  nuestro  pueblo no  es   ya    una fuerza revolucionaria compacta y homogénea,  como la de los primeros años de la Revolución. Lo cual  se expresa, sobre todo, en disímiles  grados de consolidación  de la relación entre conciencia social y conciencia individual, entre lo colectivo y lo personal.  Asunto  este sobre el cual volveremos mas adelante.

Es hora  ya, de  que  nuestro  Gobierno  acabe de  poner en práctica las medidas que se están analizando    y que la población comience a sentir  que la  relativa quietud,  que ha caracterizado nuestra situación, en los últimos  mas  de  tres  años,  va dando paso al movimiento. Que comenzamos a salir de la inercia,  que en definitiva, es más dañina políticamente que la “premura”. Porque el pueblo   ha admitido siempre  mejor  la rectificación de errores    que la  carencia  de acciones  para cambiar  una  situación.

Es que a pesar de lo complejo de la situación y de lo peligroso  que puede ser apresurarse, la población no entiende por qué, en medio de una situación tan crítica,  ya no hayan sido tomadas las medidas necesarias para revertirla. Tan confusa situación ha dado lugar a  especulaciones de la población, especialmente a aquellas que atribuyen la falta de medidas al hecho de que  dentro de la máxima dirección  del país  existen contradicciones sobre qué hacer. Ello y no la prudencia es  la explicación que la gente encuentra de que ya no se este actuando como se espera.

Raúl ha llamado en varias ocasiones a no apresurarse, llegando a decir que la impaciencia es producto del desconocimiento sobre lo compleja que es la situación. Esta es una afirmación que considero  políticamente desafortunada,  porque tiende a  dar  la impresión de que no hay conciencia en el gobierno de las privaciones que sufre la población y porque el propio Cro. Raúl,  por  ejemplo, en el discurso del VIII Congreso de la UJC, habló de la inmensa gravedad de problemas, que amenazan con tragarse a la Revolución. Fue en este discurso, que hizo referencia al dramático asunto del   millón de trabajadores sobrantes.

Ese es el contexto en  el  que la corrupción agrava las cosas, al agregar,  sobre las dificultades ya existentes,  una imagen de que a partir de las posiciones que ostentan algunos por sus cargos, en la estructura estatal y de gobierno, se roba, malversa y se vive por encima de las posibilidades. En cada barrio se sabe  quienes  son los corruptos, quienes tienen privilegios inadmisibles,  quienes viven por encima de sus sueldos,  quienes no padecen lo que de común esta  padeciendo  la gente del pueblo.

Corrupción y Contrarrevolución

La  corrupción mina la confianza del pueblo en los dirigentes, en las instituciones  y crea el ambiente moral que permite a la contrarrevolución  avanzar. Constituye el mayor peligro  interno que tenemos actualmente porque provoca un deterioro  moral y político- ideológico, que produce  o  va generando,  dentro de la población,  la desconfianza en los  dirigentes,  facilita el terreno, el ambiente moral y político,  para que la contrarrevolución avance.

El beneficio monetario, el amiguismo, la corruptela, el favoritismo, el nepotismo,  la vida fácil,  son factores que conducen a las concesiones políticas inconvenientes, es decir, contrarrevolucionarias. Por medio del funcionario corrupto, el enemigo puede penetrar al gobierno y al estado e  incluso,  al Partido.

La corrupción, forja un ambiente, que en nuestro caso,  ya en parte  existe,  aunque no sin retroceso (algunos la  consideran generalizada, yo no) dentro del cual, el individuo pierde valores, poniéndolo   en condiciones de aceptar aquellas variantes  de comportamiento  que sustentan  de manera prioritaria,  la comodidad, el privilegio no ganado, y el beneficio personal. Otro es   el daño   que hace que muchos revolucionarios se sientan incapaces de cambiar la situación y entonces, bajan la guardia. Adoptando  la posición de  “no buscarse problemas, no coger lucha “.

La corrupción es una enfermedad social, altamente contagiosa, que nadie ha resuelto hasta ahora, por lo que   debemos evitar  que esta se propague, como irremediablemente  ha ocurrido en otros lugares. Es necesario reconocer  que la lucha contra la corrupción es  parte de la lucha de clases dentro de la revolución, (porque son en ultima instancia los corruptos los que se benefician y los obreros y trabajadores los que se perjudican, (aunque ellos también participen) el asunto no se va a resolver.

Pero los verdaderos corruptos no son los que venden leche en polvo, ni siquiera los  que venden bienes   duraderos a las mismas puertas de los supermercados, sino los que desde sus  cargos  en el gobierno y  en el estado,  controlan  y  abren los almacenes.

Son esos, los  que debemos remover de los cargos estatales, pues son   los que de verdad manejan los recursos  del estado y las posiciones cómodas, que a veces  les facilitan a  sus amigos. ¿O de donde salen  los colchones, televisores, aires acondicionados y otros productos duraderos,  que se vocean y  venden  a las mismas  puertas de las Shoppings?, ¿de donde salen esos productos, duraderos¿  Se trata del propio funcionario  estatal corrompiendo hacia abajo.  Porque nadie importa esos productos,  ni compra la leche en polvo en el exterior, ni disfruta del poder como ellos, de abrirles los almacenes a los delincuentes.

Está demostrado que la disidencia no  tiene arraigo en el pueblo, que es en general revolucionario y antiimperialista o antiyanki al menos. Pero ese  mismo pueblo, que la disidencia no logra mover ahora,  si se ve afectado  por un ambiente de corrupción, desconfianza en la dirección del país  e inmoralidades en el manejo de sus recursos (porque los recursos son del pueblo, y  eso no  es solo discurso)  en medio de un ambiente de crisis  económica,  no superado, se desmoraliza y aflojan su resistencia en el combate político a la disidencia, la cual se aprovecharía muy bien de ello dentro de ese tipo de ambiente social. Por eso, como fundamento en mi artículo,  digo que, sin considerar no importante a la disidencia,   es ahora  la corrupción la verdadera contrarrevolución.

Son los revolucionarios los primeros preocupados con esto. Luego entonces, ¿Quien favorece de manera más directa e  inmediata a la contrarrevolución? La disidencia o la corrupción?

Fidel dijo, que nosotros mismo podíamos destruir a la revolución. ¿Por que lo dijo, por qué hizo una declaración tan dramática  que no se había hecho nunca? ¿Estaría pensando en la corrupción también? ¿Cuales son esas fuerzas que están  dentro  de nosotros mismos  y que pudieran acabar con la  Revolución? Creo que debemos haber   pensado en eso. Fidel habló de revolucionarios destruyendo a la Revolución, es decir, que dentro de  la propia Revolución podía estar la fuerza que la destruiría. ¿Se puede vivir tranquilo con esa  premonición,  de quien nos conoce mejor que nosotros mismos?

Mi artículo, La corrupción ¿ La verdadera contrarrevolución? no pretendía desviar la atención de la cuestión de la disidencia, ni de la campaña mediática contra Cuba,  sino que simplemente no le otorgaba a esos asuntos  la primera prioridad, y  centraba su interés en lo que considero  lo fundamental ahora: la corrupción y la política de Obama hacia Cuba, que se dan la mano  en algún punto,  que aun no identificamos  plenamente, pero que nos inclinamos a pensar que esta en alimentar la corrupción   y seguirle creando un ambiente de silencio para que avance. ¿No nos parece sintomático,  que la corrupción no ocupe un lugar destacado entre las críticas de Estados Unidos contra Cuba? No se le menciona.

Algunos  consideran que de la corrupción  no  se debe hablar, que hay que ocultarla,  porque nos afea la cara y porque el enemigo puede utilizarla como argumento contra la revolución  y  entonces apoyan que no se brinde  información necesaria a los que sufren el problema. Escogen  el erróneo trillo  de" taparle la bola a la gente". Eso es pura paranoia, el enemigo más inteligente, y ahora lo son,   no se apoya en simples mentiras, sino en la sobredimension de nuestros  problemas reales  y en las páginas que nosotros dejamos en  blanco. En los temas de nuestra realidad que regalamos, para que después nos vengan de rebote. Los temas no se regalan, dejándolos que se conviertan en instrumentos de una diplomacia agresiva contra nosotros,  o permitiendo que otros hagan su historia, dándoles la posibilidad de que te digan  como  o es el presente y te diseñen el futuro.

Siempre será  mejor,  reconocer nuestros males y deficiencias nosotros mismos, porque es el silencio sobre ellas lo que  más daño nos puede hacer. Aunque los enemigos puedan tomar nuestras palabras para tergiversarlas y sacar provecho de ellas,  eso no es lo más importante. Dejarle nuestros temas al enemigo,  es quedar como tontos y de eso el  enemigo si se aprovecha  muy bien y  toma   ventaja.

Raúl dijo: “No vamos a dejar de   escuchar la opinión honesta de cada cual, que tan útil y necesaria resulta, por la algarabía  que  se arma, a veces bastante ridícula, cada vez que un ciudadano de nuestro país dice algo a lo que esos mismos promotores del espectáculo no harían el menor caso, si lo escucharan en otro lugar del planeta “(Raúl Castro Ruz, Y a trabajar duro… citado por Carlos Alzugaray, Revista Temas, No. 60, p. 44).

¿COMO  COMBATIR A  LA CORRUPCION?

Me atrevería modestamente a sugerir,  que  hay que  declararle  la  guerra  campal a la corrupción, con todas las fuerzas revolucionarias organizadas, discutiendo y actuando. Crear una situación en que los corruptos sepan que no van a tener cuartel, que cualquiera los puede denunciar y que los tribunales van a funcionar rápido y  que le darán cuenta al pueblo de su actuación diaria. Que las denuncias pueden ser  anónimas, aunque ello se pueda prestar  para dirimir cuestiones personales .No importa, más adelante eso  se arregla.

No debemos temerle a que se  afecte  la unidad, ¿que unidad?  Si en definitiva,  la corrupcion es un parteaguas clasista,  los que queden de su lado, son enemigos del socialismo y de los trabajadores. La unidad con ese tipo de gente, aunque algunos simulen y  se digan revolucionarios, no es posible. Por muy cerca que estén al lado de la revolución,  por mucho que se esfuercen en parecer  revolucionarios, los corruptos están del lado enemigo,  no pertenecen a nuestras filas .No se puede en eso, perder el espíritu de clase. Porque cuando se pierde el espíritu de clase se pierde todo.

En realidad,  por otro lado,  no tiene mucho sentido hablar de corrupción  si aunque sea no mencionamos al burocratismo. Ese mal que es  su hermano gemelo  y que  tiende a   darle  cobertura. Según dice el Cro. Jorge G. Barata y  yo lo comparto, siempre que se le pregunte a la burocracia ¿como combatir la corrupción? Dirá que con más controles, papeles, modelos e  inspecciones.  Esos no son más que simples  instrumentos de trabajo, pero  no  la esencia del  problema que se afronta con la corrupción

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La corrupción no es un problema administrativo, ni  solo de modelos o controles, la corrupción es, en primer lugar,  un problema político y como tal, en principio, se le debe atacar. No es el aparato burocrático, por muy eficiente que pueda parecer,  el que primero nos va a defender de la corrupción, sino  la acción directa  del Partido. No es el aparato burocrático, porque en ningún lugar  ha logrado acabar con la corrupción. Nosotros tenemos algo mas poderoso, el Partido.

Pero todo  el Partido;  si se les exige a las organizaciones de base del Partido  circunscribirse  solo a su radio de acción, los niveles superiores reciben  una información, que sumada, es total, pero los núcleos no, lo que les  impide proyectarse con un sentido global del problema. Además,  impide que las  organizaciones de base del Partido  se proyecten críticamente hacia arriba, lo cual  es también muy importante en términos del control de la actividad de los órganos superiores por los de  la base.

Lo más importante del Partido,  es su militancia, no los órganos de dirección a ningún nivel. Esa deformación costó muy caro en la  URSS. Al final, no pocos directores de conglomerados industriales, aparecieron como propietarios privados de lo mismo que  dirigían  y no pocos dirigentes  del Partido   pasaron a formar parte de los nuevos ricos. La militancia, encerrada como un “rebaño” dentro   de sus núcleos, no pudieron hacer nada para impedirlo. ¿Acaso pensamos que a nosotros en Cuba  no podría ocurrirnos lo mismo?

Por eso pienso que el Partido tiene que hacer un pronunciamiento sobre la corrupción, abierto, fuerte, agresivo, amplio, transparente,  que ponga a temblar a los corruptos donde quiera que estén, que les eche el pueblo encima y declare cosas,  tales  como:   “no habrá intocables”, “no habrá perdón con los que atenten contra los bienes del pueblo”, “el castigo será fuerte y  ejemplar”.  En  China los fusilan de manera casi inmediata, ¿porque no?  En Cuba, después  de fusilar  a un Héroe de la República,  lo cual fue un verdadero trauma político y lo continúa siendo,  ¿A  quién no es posible fusilar,  o ponerlo en la cárcel de por vida?

Que tal pronunciamiento pueda dar señales   al enemigo  de  lo grave que es el problema de la corrupción, no debe detenernos;  porque no es el enemigo el que va a venir a resolverla, somos  los revolucionarios cubanos.

Cuando lo del narcotráfico no se tuvo esa consideración,  el que la divulgación de ese proceso podría darle armas al enemigo  y se discutió todo;  los juicios fueron  públicos.

El enemigo, todo lo contrario, quisiera que los verdaderos revolucionarios   no  se  percatasen  de lo grave que es  ese  problema y cualquier  problema. En realidad,  el enemigo debe saber que en Cuba  conocemos a fondo  la gravedad del asunto y que estamos actuando con todas las fuerzas  en su contra. Como hicimos cuando lo del narcotráfico, repito. Lo cual quedo exhaustivamente  reflejado en materiales escritos.

Y para eso, además de tener  el Partido y  las  organizaciones,  contamos también con un ejército de intelectuales revolucionarios y preparados, a los que debemos siempre mantener lo más informados  posible,  para que estén en condiciones de reaccionar a tiempo y de manera eficiente.

Pero si ante un  artículo, como “Corrupción: ¿la verdadera contrarrevolución?,   lo que se hace  es someter al autor a un proceso de sanción y separarlo de las filas del Partido, sin tener  en cuenta su historial  de  sostenida  e incondicional  fidelidad a la Revolución por  más de  50 años,  buscando con ello, al parecer, dar un escarmiento, se hace  daño al   Partido y al país. Porque se trasmite un mensaje a la intelectualidad revolucionaria,  a la masa partidaria  y a la izquierda en general,  de que el Partido va a ser implacable con quien  considere  que se equivocó, aunque  haya sido de buena fe y que es preferible quedarse callado, practicando  el oportunismo y haciéndole el  juego a lo mal hecho. Lo cual, en mi modesta opinión, no tiene nada que ver  con lo que debe ser el espíritu crítico, que debe primar en un Partido como el  nuestro, ni lo que la situación interna actual requiere.

Es que de manera lamentable, entre nosotros,  parece  predominar la idea de que el único objetivo de un debate es convencer a los ciudadanos, sea cual sea su posición, de que el curso de acción trazado por las instancias superiores, en un determinado  momento, es el único  verdaderamente revolucionario,  por lo  que toda  critica o disidencia surge de la confusión ideológica, la ingenuidad,  o peor, de actitudes antirrevolucionarias.

Pensamos, que lo   que hay es  que  acabar de enrumbar el camino de los cambios  necesarios; terminar de quitarnos de encima los lastres burocráticos y los esquematismos  que nos frenan, darle, como hemos dicho,  la guerra sin cuartel  a la corrupción, terminar de  poner  a la economía en el carril del crecimiento y veremos entonces,  que  ni dos Obama  al mismo tiempo y toda la derecha contrarrevolucionaria,   van a poder con  la  Cuba que hizo  esta  Revolución.

La Habana, Julio 10   del 2010

[1] El misterio de la Santísima Trinidad: tres personas en una  misma, el padre, el hijo   y el espíritu santo.