Por: Salim Lamrani
Al Mayadeen
Washington y La Habana
restablecen formalmente las relaciones diplomáticas tras más de 54 años de
ruptura, con la apertura de embajadas el 20 de julio de 2015.
El 1 de julio de 2015, más de medio siglo tras la ruptura unilateral de
las relaciones diplomáticas con Cuba, Estados Unidos anunció el
restablecimiento formal de los lazos con la isla del Caribe. En una declaración
solemne, el presidente Obama comunicó su decisión de reanudar el diálogo con La
Habana, poniendo fin a una política hostil de otro tiempo.[1]
En efecto, el 3 de enero de 1961, Washington, opuesto al Gobierno
revolucionario de Fidel Castro y al proceso de transformación social, cerró su
embajada en La Habana. Esta ruptura ocurrió unas semanas antes de la invasión
de Bahía de Cochinos, desatando así uno de los conflictos más largos del
continente americano. Desde el triunfo de la Revolución en 1959 hasta el
desenlace anunciado en diciembre de 2014, Washington ha usado todos los
recursos posibles para derrocar al Gobierno cubano: sanciones económicas
todavía vigentes, invasión militar, amenaza de guerra nuclear, terrorismo,
financiamiento de la oposición interna y guerra política, diplomática y
mediática contra Cuba.
Las negociaciones entre ambos países duraron cerca de seis meses desde el
anuncio histórico del 17 de diciembre de 2014 de la apertura de un proceso de
negociación entre Raúl Castro y Barack Obama. Mientras que la Casa Blanca
deseaba restablecer las relaciones diplomáticas antes de la Cumbre de las
Américas en Panamá en abril de 2015, el Gobierno cubano rechazó la propuesta
exigiendo que se adoptasen antes algunas medidas indispensables.
Primero había que sacar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del
terrorismo en la cual el Gobierno de Ronald Reagan la colocó de modo arbitrario
en 1982. En efecto, desde esa fecha, el Departamento de Estado considera a la
isla del Caribe, que no obstante ha sido la primera víctima del terrorismo
orquestado por la CIA de 1959 a 1997 con un balance humano de 3.478 muertos y
2.099 personas mutiladas, un apoyo del terrorismo internacional. Esta
acusación, rechazada por la comunidad internacional, constituía un obstáculo
principal para la normalización de las relaciones bilaterales. Conviene
recordar que Nelson Mandela estuvo incluido en dicha lista hasta… 2008. El 29
de mayo de 2015, el presidente Obama anunció formalmente la retirada de Cuba de
la lista de naciones que patrocinan el terrorismo y abrió así la vía para la
apertura de embajadas.[2]
La otra condición que impuso La Habana concernía al comportamiento de los
diplomáticos estadounidenses. En efecto, uno de los pilares de la política exterior
de Estados Unidos hacia Cuba ha sido brindar apoyo material y financiero a la
oposición cubana en la isla, en flagrante violación de la legislación cubana y
de la legalidad internacional. La Convención de Viena de 1961 sobre las
relaciones diplomáticas, en su artículo 41, estipula que todo diplomático
extranjero tiene “el deber de respetar las leyes y reglamentos del Estado
receptor” y “también el deber de no inmiscuirse en los asuntos internos de este
Estado”.[3] Washington reconoce públicamente brindar un
apoyo a la disidencia cubana, eslabón esencial de su estrategia de
desestabilización. Aparentemente, La Habana ha obtenido algunas garantías al
respecto.
Por fin, Cuba exigía que su representación diplomática en Washington tuviera
acceso a los servicios necesarios para el funcionamiento de semejante
institución. A causa de las sanciones económicas que impone Estados Unidos, se
interrumpieron esos servicios durante varios meses, hasta su restablecimiento
en mayo de 2015.[4]
Con lucidez, el presidente Obama reconoció que la política exterior hacia Cuba
era un fracaso total. La hostilidad hacia Cuba “ha aislado a Estados Unidos de
nuestros vecinos en este hemisferio”. “No debemos ser prisioneros del pasado”,
enfatizó Barack Obama. “Cuando algo no funciona, debemos cambiar de rumbo y
cambiaremos de rumbo”, agregó.[5]
En una carta del 30 de junio de 2015 al presidente Raúl Castro, Barack Obama
comunicó su voluntad de normalizar las relaciones con Cuba:
“Estimado Sr. Presidente:
Me
complace confirmar […] que los Estados Unidos de América y la República de Cuba
decidieron restablecer relaciones diplomáticas y misiones diplomáticas
permanentes en nuestros respectivos países el 20 de julio de 2015. Este es un
avance importante en el proceso de normalización, iniciado el pasado diciembre,
en cuanto a las relaciones entre nuestros dos países y pueblos.
Al
tomar esta decisión, los Estados Unidos se ven alentados por la intención
recíproca de entablar relaciones respetuosas y cooperativas entre nuestros dos
pueblos y gobiernos, congruentes con los propósitos y principios consagrados en
la Carta de las Naciones Unidas, en particular los relativos a la igualdad
soberana de los Estados, la solución de controversias internacionales por
medios pacíficos, el respeto por la integridad territorial y la independencia
política de los Estados, el respeto por la igualdad de derechos y la libre
determinación de los pueblos, la no injerencia en los asuntos internos de los
Estados, así como la promoción y el fomento del respeto por los derechos
humanos y las libertades fundamentales de todos”.[6]
Por su parte, Raúl Castro también mandó una misiva oficial al Presidente Obama
para expresarle su deseo de “desarrollar relaciones respetuosas”.[7] El Gobierno cubano también recordó que el
camino hacia la normalización sería largo y sinuoso y que quedaban pendientes
muchos temas:
“El
Gobierno de Cuba ha tomado la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas
con los Estados Unidos en pleno ejercicio de su soberanía, invariablemente
comprometido con sus ideales de independencia y justicia social, y de
solidaridad con las causas justas del mundo. […]
No podrá haber relaciones normales entre Cuba
y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y
financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo
cubano, es el obstáculo principal al desarrollo de nuestra economía, constituye
una violación del Derecho Internacional y afecta los intereses de todos los
países, incluyendo los de los Estados Unidos.
Para alcanzar la normalización será
indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la
Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia
Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra
soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la
desestabilización internas y se compense al pueblo cubano por los daños humanos
y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos. […]
Estas relaciones deberán cimentarse en el
respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de
todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin
injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que
constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”.[8]
El 20 de julio de 2015, las Secciones de Intereses, que abrieron Fidel Castro y
James Carter en 1979 en Washington y La Habana, oficialmente bajo la protección
de una potencia neutra, Suiza, se convertirán en embajadas. John Kerry,
secretario de Estado, y Bruno Rodríguez, canciller cubano, viajarán
oficialmente a La Habana y a Washington para la inauguración oficial de las
representaciones diplomáticas.[9]
Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de 2016, celebró la
decisión de Obama: “Buen paso para EE.UU. y el pueblo cubano”.[10] Por su parte, el grupo Engage Cuba,
lobby económica favorable al levantamiento de las sanciones, aplaudió el cambio
de política. Según James Williams, presidente de la entidad, “la gran mayoría
del pueblo estadounidense –y el 97 % de los cubanos- apoyan el restablecimiento
de las relaciones diplomáticas. Hoy es un gran día para norteamericanos y
cubanos que buscan un futuro mejor para los dos países. Después de 54 años de
una fracasada política de guerra fría, se avecinan mejores días, finalmente”.[11]
La comunidad internacional celebró la adopción de una política constructiva y
racional hacia Cuba, tras más de medio siglo de hostilidad. Ban Ki-Moon,
secretario general de las Naciones Unidas, se congratuló del restablecimiento
de los lazos diplomáticos que “constituye un paso importante hacia la
normalización de las relaciones”, lo que será “beneficioso para los pueblos de
ambos países”.[12]
América Latina, unánimemente opuesta al estado de sitio a Cuba, también se
alegró de la decisión. Brasil alabó la adopción de un nuevo enfoque que pone
fin a una situación “anacrónica”. En México, el Gobierno azteca se declaró
“convencido de que la decisión anunciada contribuirá, además, a fortalecer el
diálogo y cooperación entre todos los países del hemisferio”.[13]
Por su parte, la Unión Europea celebró “una señal esperanzadora” y pidió el fin
de las sanciones económicas, haciéndose eco del llamado de Barack Obama al
Congreso de Estados Unidos. En efecto, el presidente estadounidense se dirigió
directamente a los representantes de la nación:
“He pedido al Congreso que tome medidas para levantar
el embargo que evita que los estadounidenses hagan negocios con Cuba. Hemos
vista ya a miembros de ambos partidos empezar este trabajo. Después de todo,
¿por qué Washington debería cerrar el camino a nuestro propio pueblo?
Sí, hay quienes desearían regresar al pasado
e insistir en una política de aislamiento. Pero es tiempo de reconocer que este
enfoque no funciona. Excluye a los Estados Unidos del futuro de Cuba y sólo
empeora la vida del pueblo cubano.
Entonces me gustaría pedirle al Congreso que
escuche al pueblo cubano. Que escuche al pueblo estadounidense”.[14]
En
efecto, según un sondeo que realizó el Chicago Council on Global Affairs
en julio de 2015, el 67 % de los ciudadanos estadounidenses están a favor de un
levantamiento de las sanciones económicas. Tom Udall, senador demócrata del
Estado de Nuevo México, señaló que era tiempo de proceder a “la revocación de
leyes anticuadas que impiden la expansión de negocios y entorpecen la capacidad
de los americanos para viajar libremente” a Cuba.[15]
La decisión que tomó el presidente Barack
Obama de restablecer los lazos diplomáticos con Cuba, con la apertura de
embajadas en Washington y La Habana, constituye un paso positivo en el proceso
de normalización de las relaciones con Cuba. Su llamado al Congreso a poner fin
a las sanciones económicas obsoletas es también una señal alentadora. No
obstante, Obama dispone de todas las prerrogativas presidenciales necesarias
para mostrar con actos fuertes su voluntad de pacificar las relaciones con
Cuba. Así, por ejemplo, la Casa Blanca podría perfectamente ampliar el número
de sectores de los ciudadanos estadounidenses autorizados a viajar a Cuba,
legalizar el comercio bilateral entre las empresas de ambos países, permitir
que Cuba adquiriera en el mercado internacional productos con más del 10 % de
componentes estadounidenses, autorizar la importación de productos fabricados
en el mundo a partir de materias primas cubanas, permitir la venta a crédito de
productos no alimentarios a Cuba y aceptar que la isla del Caribe usara el
dólar en sus transacciones comerciales y financieras con el resto del mundo. No
se necesita ninguna autorización del Congreso para ello. Tras la declaración de
intenciones, ha llegado la hora de actuar.
*Doctor
en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris
IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y
periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su
último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality,
New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.
Contacto:
lamranisalim@yahoo.fr
; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr
Página
Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
[1]
Julie Pace, «Cuba y EEUU anunciarán este miércoles el plan de apertura de las
embajadas», The Associated Press, 1 de julio de 2015.
[2] Jeff Rathke,
“Rescission of Cuba as a State Sponsor of Terrorism”, U.S. Department of
State, 29 de mayo de 2015. http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2015/05/242986.htm
(sitio consultado el 7 de julio de 2015).
[3] Nations unies, «Convention de Vienne sur
les relations diplomatiques», 1961. http://legal.un.org/ilc/texts/instruments/francais/traites/9_1_1961_francais.pdf
(sitio consultado el 7 de julio de 2015).
[4] Peter Baker & Julie
Hirschfeld Davis, « U.S. and Cuba Reach an Agreement to Reopen Embassies,
Officials Say », The New York Times, 30 de junio de 2015.
[5] Barack Obama,
“Statement by the President on the Re-Establishment of Diplomatic Relations
with Cuba”, The White Hourse, 1 de julio de 2015. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2015/07/01/statement-president-re-establishment-diplomatic-relations-cuba
(sitio consultado el 15 de julio de 2015).
[6] Barack Obama,
«Presidential Letter - - Re-establishing Diplomatic Relations and Permanent
Diplomatic Missions», The White House, 30 de junio de 2015. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2015/07/01/presidential-letter-re-establishing-diplomatic-relations-and-permanent-0
(sitio consultado el 7 de julio de 2015).
[7] Cubadebate,
«Entregan en Washington carta de Raúl al Presidente Obama», 1 de julio de 2015.
[8]
Gouvernement de la République de Cuba, «Declaración del Gobierno
Revolucionario», Cubadebate, 1ro de julio de 2015.
[9] Barack
Obama, op. cit.
[10]
Nora Gámez Torres, «Cinco décadas después, EEUU y Cuba restablecen lazos y
abrirán embajadas», El Nuevo Herald, 1ro de julio de 2015.
[11] Engage
Cuba, «Aplaudimos este importante paso entre la
Isla y EEUU», Cubadebate, 1ro de julio de 2015.
[12] Nations unies, «Ban
Welcomes Restoration of Diplomatic Ties Between Cuba and the United States», 1
de julio de 2015. http://www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=51322#.VaNorGNTCu4
(sitio consultado el 13 de julio de 2015)
[13]
Nora Gámez Torres, «Obama enfrenta resistencia en el Congreso para avanzar con
Cuba», El Nuevo Herald, 2 de julio de 2015.
[14] Barack Obama,
“Statement by the President on the Re-Establishment of Diplomatic Relations
with Cuba”, op. cit.
[15] Nora Gámez, op. cit.