¡Todas las manos a favor!.... Me atrevería a especular que este hubiera sido el resultado si, ante una asamblea del Poder Popular o de los diferentes sindicatos, se hubiera consultado el objetivo de la Resolución 11 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, emitida en marzo de este año: incrementar el pago por nocturnidad a médicos, estomatólogos, y otros trabajadores del Sistema Nacional de Salud.
Conocido es que este no es el único gremio que merece y necesita un reajuste salarial, y que si de trascendencia social y sacrificio se trata, en similar posición estaría el de los maestros; pero por alguno había que empezar, y el elegido fue el de los garantes del recurso insustituible que permite disfrutar de todos los demás: el bienestar físico y mental de la población. Tiene lógica.
También era obvio no esperar saltos abruptos cuando comenzara a aplicarse el Lineamiento 171, el cual suscribe el propósito de “Incrementar los salarios de manera gradual, dirigidos inicialmente a las actividades con resultados más eficientes y a la labor de aquellos trabajadores que aportan beneficios de particular impacto económico y social”.
Y es que hasta ahora, tal ha sido el estilo de implementación de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido: cauto en los inicios y progresivo en su continuación. Sin embargo, lo anunciado en la citada Resolución sorprende las expectativas más moderadas, de acuerdo con algunas opiniones recogidas al respecto.
En principio, el aumento se suscribe al pago por concepto de nocturnidad, y no al salario global.
Para los médicos y estomatólogos que laboran entre las 7: 00 p.m. y las 7: 00 a.m., se decidió aprobar un pago adicional de dos pesos por hora.
De igual modo, se varió la tarifa horaria correspondiente a quienes apoyan la labor asistencial de estos especialistas dentro del Sistema Nacional de Salud.
Así, para el lapso de siete de la tarde a once de la noche, al personal de enfermería se le incrementaron 50 centavos por hora, y a los técnicos y otros trabajadores 0,25.
Si, por el contrario, las horas trabajadas se enmarcan entre las once de la noche y las siete de la mañana, el aumento es del doble de lo señalado anteriormente; o sea, un peso para el primer grupo, y 50 centavos para el segundo.
Desde hace mucho tiempo, los principales dirigentes del país vienen reconociendo públicamente la necesidad de incrementar los salarios y, más aún, de aplicar mecanismos de pago que aúpen y respalden efectivamente la elevación cuantitativa y cualitativa en la producción de bienes y el ofrecimiento de servicios.
Pero a la par, han sido precisos al señalar que las fuentes para implementar estas medidas estarían concentradas en tres ejes:
El primero sería la eliminación de subsidios excesivos y gratuidades indebidas –algo en lo que se viene avanzando desde hace algunos años, incluso con anterioridad a la celebración del Sexto Congreso del Partido. Por ejemplo, en el quinquenio 2005-2010 se suspendió “la entrega” a los recién casados de ofertas de “lunas de miel” e insumos para el festejo matrimonial (por ejemplo, bebidas alcohólicas), cuyos precios, en moneda nacional, eran francamente simbólicos (tanto como lo es el salario en comparación con el valor real de estos servicios y productos en el mercado minorista).
Otro elemento que debía aportar al aumento del pago a los trabajadores, sería el del reordenamiento laboral y la reducción de plantillas infladas –política que se lleva a cabo de forma muy cuidadosa en cada entidad, y cuyo plazo de ejecución se ha extendido en el tiempo, en función también de dar margen para el desarrollo óptimo de los nuevos modelos de gestión, que absorberían la mano de obra saliente del sector estatal.
Una tercera y medular condición estaría centrada en el rendimiento productivo, directamente proporcional a la generación y, por tanto, redistribución, de las riquezas de una sociedad. Y es precisamente este aspecto el que atrae la mayor cantidad de debates e incógnitas en torno a cómo solucionarlo, pues si bien aumentar tal indicador es básico para una subida de salarios, este último, y no otro, sería el elemento fundamental en la dinamización de la productividad.
Por lo pronto, el mecanismo referido al perfeccionamiento de la política salarial en el país ha comenzado a andar; tímidamente, quizás casi imperceptible para muchos, pero en definitiva, ya algo se mueve…