Legan noticias de que la mafia política
connntrarrevolucionaria y batistiana de Miami está enfurecida por la comparecencia del Cardenal Jaime Ortega y Alamino en el programa Con dos que se quieran-dos, del canal Cubavisión, de la televisión cubana.
Su Eminencia, el Cardenal Ortega, no es el primer alto dignatario de la Iglesia católica cubana que comparece en este programa. En su primera edición lo hizo Monseñor Carlos Manuel de Céspedes.
Quizás a los mafiosos mentirosos les moleste que un artista católico como Amaury Pérez tenga a su cargo un programa semanal en el horario estelar del más popular canal de la televisión de nuestro país.
Estos renegados, que nunca han sido cristianos verdaderos, pretenden ignorar que en este siglo Cuba ha sido honrada con la visita de dos Papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y espera la llegada, en los próximos días, del tercer Papa que nos visita, Su Santidad Francisco.
Las actividades públicas de los dos Papas que nos han visitado fueron transmitidas por la televisión cubana. Después de la visita de Juan Pablo – y a petición suya- el día de Navidad fue declarado feriado y otro tanto ocurrió con el Viernes Santo a petición de Benedicto.
Juan Pablo, al partir de Cuba, dijo: Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba. Y esta petición suya comienza a cumplirse.
Por su parte, Benedicto precisó que la tarea de la Iglesia no es derribar gobiernos, sino predicar la doctrina cristiana y procurar que esta sea recibida de corazón por los seres humanos.
El actual Papa, Francisco, primer Papa latinoamericano, está haciendo obra cristiana esencial de amor y misericordia para que el templo no esté en manos de los mercaderes que Jesús expulsó de él.
El Cardenal Ortega, desde que Juan Pablo II lo creara Cardenal, ha seguido la línea de los Obispos de Roma y ha servido a la Iglesia con humildad y modestia, tratando de servir a su comunidad y a la población toda de su país, desmontando los muros del odio y construyendo puentes de diálogo hacia la aspiración bíblica de amar al prójimo como a uno mismo que Jesús llevó a un grado superior con su sacrificio en la cruz: amar al prójimo más que a uno mismo.
El Ejército Rebelde en la Sierra Maestra contó en sus filas con el Padre Sardiñas. El Padre Camilo Torres lo emuló en Colombia. El Padre Miguel Descoto se unió a los sandinistas en Nicaragua, Frei Beto, en Brasil, al servicio de su pueblo, Monseñor Arnulfo Romero, asesinado por la derecha criminal salvadoreña, y ahora canonizado por la Iglesia Católica. Esto ilustra el tiempo nuevo que amaneció para la Iglesia Católica en nuestro continente que busca el equitativo reparto de los panes y los peces, la solidaridad que hermana.
Que se puede ser católico y patriota revolucionario lo demostró uno de los intelectuales cubanos más brillantes del siglo XX: Cintio Vitier.
Los que descargan su odio contra Su Eminencia, el Cardenal Ortega, son la resaca empozada en tiempos pretéritos condenados a extinción.
Proiga el Cardenal Ortega cumpliendo su misión evangélica y prosiga Amaury Pérez Vidal su obra martiana de alabanza al mérito de los cubanos.