Por mi condición de militante del Partido Comunista de Cuba, un vecino me pregunta sobre los preparativos del VII Congreso de la organización y los contenidos de este. La respuesta que puedo ofrecer es personal.
Restan apenas seis meses para que se realice el VII Congreso de nuestro Partido Comunista de Cuba. A diferencia del Congreso anterior no parece estar previsto que en este se distribuya, para consulta previa entre los militantes y el resto de la población, algún nuevo documento sustantivo de interés general.
Al parecer, el tema de los cuadros de dirección será uno de los que recibirán particular atención. Eso comienza a percibirse en las reuniones para la formación de las candidaturas para integrar los órganos de dirección intermedios, municipales y provinciales, a cuyo rejuvenecimiento se aspira. Es de suponer que también se hagan reajustes en la composición del Comité Central, el Buró Político y el Secretariado.
Otros asuntos relacionados con la vida interna del Partido podrían ser tratados. El de mayor importancia sería la decisión de que en los más altos cargos de dirección se establezca un límite máximo de permanencia en ellos de dos períodos de cinco años consecutivos, práctica realizada con éxito por otros Partidos Comunistas en el poder. Esto fue mencionado hace algún tiempo por el compañero Raúl Castro Ruz.
Raúl también se refirió más recientemente a que el Congreso discutiría un informe sobre la puesta en práctica de los Lineamientos Económicos y Sociales aprobados en el Congreso anterior. Al respecto es obvio que no se ha podido avanzar todo lo previsto hace cinco años.
Uno de los problemas aparentemente más complicados ha sido la eliminación de la doble moneda cubana circulante y su valor de cambio frente a las principales divisas extranjeras. El problema mayor está en el CUC que tiene varios tipos de cambio en relación con el CUP, que van des uno por uno hasta veinticinco por uno. Este verdadero acertijo hace muy difícil llevar un control económico racional y efectivo. Es indispensable fijar un tipo de cambio único para medir adecuadamente los precios, los salarios, la rentabilidad o no de las empresas y los ingresos y gastos del presupuesto nacional. Sin lugar a dudas, la economía sigue siendo nuestro talón de Aquiles. Sin una solución adecuada a esta cuestión no será posible el logro tan deseado y necesitado de un socialismo próspero y sostenible. Esto hace que la economía se convierta en tema prioritario.
Escribía José Martí que es bueno el dirigir, pero que no llegue el dirigir a ahogar. Y ese parece ser otro problema inherente a nuestra área económica, asfixiada por una maraña de dependencias de instancias y decisiones burocráticas. Las nuevas formas de propiedad y administración encuentran excesivas dificultades para ser cambiadas según lo estipulado en los Lineamientos.
Zafar este nudo gordiano se convierte en condición indispensable para la actualización de nuestro sistema socialista.
Junto a esto, se necesita el varias veces anunciado documento actualizado que nos sirva de plataforma programática comprehensiva y coherente sobre la sociedad que estamos empeñados en construir. Este documento sería la base para el trabajo ideológico del Partido, la guía para su actividad interna y su papel dentro de nuestra sociedad.
Mientras que nuestras relaciones internacionales marchan por un camino de éxitos sucesivos y crecientes, la actividad económica no lo hace de igual forma y ella es la base sobre la que se sostiene todo lo demás.
El VII Congreso del Partido es una oportunidad muy especial para la revisión profunda de nuestro trabajo, para el rendimiento de cuentas y rectificación de nuestros errores y la guía para toda la nación en su lucha por alcanzar toda la justicia en una sociedad que no puede ser sino con todos y para el bien de todos.