Edmundo García*
EL
PRESIDENTE DE Estados Unidos Barack Obama, a través de “el
instrumento de las licencias”, por recomendaciones a los departamentos
(Departamentos de Tesoro y Comercio) y oficinas (OFAC), puede desmontar una
parte importante del bloqueo a Cuba. Mucho más de lo que ha hecho hasta ahora.
Pero como dijo Josefina Vidal, Directora General del Departamento de América
del Norte del MINREX cubano en una entrevista a una agencia rusa en septiembre
de este año, la decisión definitiva y formal que establece que el bloqueo a
Cuba ha terminado pertenece al Congreso de los Estados Unidos. “Para que un día
se diga que el bloqueo cesó, eso tiene que ocurrir mediante un acto del
congreso de los Estados Unidos”, afirmó categóricamente Josefina Vidal.
Pues
quiero decirles, siguiendo la afirmación de la Directora, y sin falsos
triunfalismos, que ese momento puede estar más cerca de lo que algunos
imaginan. Como ha estado informando la prensa desde ayer, el portavoz y
presidente del Congreso (speaker), el líder de la mayoría Republicana Paul Ryan
(Representante por Wisconsin, Distrito 1), y la líder de la minoría Demócrata
Nancy Pelosi (Representante por California, Distrito 12), recibieron con
beneplácito y para consideración efectiva una propuesta de concretar una
comisión que busca crear un “nuevo marco político” para encauzar las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos.
Voy a
exponer brevemente lo que podría estar sucediendo si, como se ha filtrado en
algunos círculos, Ryan y Pelosi estarían esta vez dispuestos a llevar hacia
delante la propuesta de forma conjunta.
Paul
Ryan y Nancy Pelosi ocupan posiciones formalmente opuestas en el Congreso, y de
mucho poder. Como dije anteriormente, Ryan es el líder de la mayoría
Republicana, mientras Nancy Pelosi es la líder de la minoría Demócrata. Junto a
una decena de legisladores, que conforman un grupo bipartidista, proponen aumentar
los volúmenes que ha alcanzado el comercio entre los dos países, terminar con
las restricciones de viajes, eliminar las trabas a las empresas y, lo que es
vital y los analistas han pasado por alto, crear un bloque de apoyo para la
conformación de un “contexto político” que facilite los intercambios. Después
de todos los pasos que se han dado, ¿a qué otro “marco político” se puede
aspirar si no es a la eliminación total del bloqueo a Cuba?
Esta
iniciativa bipartidista, por su alcance, puede considerarse nueva. Así como por
la forma y el momento en que se da a la publicidad. Por supuesto, y como todo,
tiene su historia precedente.
Nancy
Pelosi representa un distrito californiano bastante liberal. Es conocida por
posiciones críticas a las sanciones a Cuba. Como es sabido en febrero de este
año viajó a la isla donde declaró terminantemente que “Una de las razones por
las que nos gustaría ver el levantamiento del embargo es que ha pasado mucho
tiempo desde que fue impuesto y es una medida sin éxito”.
Por
estos datos, conocer que la Rep. Pelosi está de acuerdo en trabajar de forma
bipartidista por el levantamiento del bloqueo a Cuba no es una sorpresa. Pero
sí lo es que también estuviera dispuesto a hacerlo Paul Ryan, un político de
indiscutibles credenciales conservadoras y prestigio entre los Republicanos.
Por
supuesto, tampoco hay que olvidar que Paul Ryan es un admirador de pensadores
libertarios; y liberales en el sentido europeo. Está demostrado su interés de
juventud por la obra de Milton Friedman, de Friedrich Hayek y principalmente de
Ayn Rand, una crítica del control sobre la libertad individual y social,
incluyendo el control sobre la libertad de comercio. ¿Y qué es el bloqueo a
Cuba si no una represión sobre el derecho de los ciudadanos norteamericanos a
viajar y comerciar libremente con quienes deseen?
Paul
Ryan tiene antecedentes de posiciones críticas al bloqueo contra Cuba. Ideas
que tuvo que callarse sobre todo cuando fue como aspirante a la vicepresidencia
en la boleta de la campaña presidencial de Mitt Romney en el 2012. Romney
gozaba del apoyo de la derecha cubanoamericana, a la cual hubo que tranquilizar
acerca de esas ideas libertarias de Ryan; que ahora, libre de ataduras, y como
tercer hombre en el sistema de poder norteamericano (después del presidente y
el vicepresidente), puede exponer cuando estime conveniente.
Si
Ryan se pone definitivamente en la sintonía del levantamiento del bloqueo a
Cuba, con el poder que ostenta, los legisladores cubanoamericanos no tendrán
otra opción que plegarse. Ryan puede formular la agenda congresional e
introducir el punto sobre el levantamiento del bloqueo; si da ese paso,
seguramente lo haría con previo conocimiento de la opinión favorable de
legisladores de su partido; y de algunos del partido contrario. No va a hacer
una propuesta para perderla; pues tiene la opción de jugar al seguro.
Mario
Díaz-Balart, Albio Sires, Ileana Ros-Lehtinen, Carlos Curbelo y hasta el más
distanciado del tema cubano Alex Mooney (Congresista cubanoamericano.
Republicano por West Virginia. Distrito 2), pueden hacer la pantalla y
protestar; da igual, eso no tendría relevancia. Pero lo más probable es que se
mantengan mansamente en sus puestos, calladitos, viendo el levantamiento del
bloqueo convertirse en un hecho. Ojalá que así sea. Por el bien de los dos
países. Por el bien de la paz y de las relaciones bilaterales, regionales e
internacionales
Selección
en Internet: Juana Calzado Jiménez
*Periodista y locutor cubano en
Miami, EEUU; conductor del programa alternativo La Tarde se Mueve